Bajo una enorme presión, las Grandes Ligas se vieron en la obligación de hacerle frente al asunto del dopaje. Como un hecho indudable al respecto, el para entonces comisionado de la Major League Baseball, Bud Selig, ordenó una investigación interna y privada sobre el consumo y distribución de estupefacientes en el mejor Béisbol del mundo.
George John Mitchell Jr., exlíder de la mayoría del Senado, ex Fiscal Federal y ex Presidente de Walt Disney Company, fue designado por Selig el 30 de marzo de 2006, para investigar el uso de drogas para mejorar el rendimiento en las Grandes Ligas.
Mitchell fue designado después del escándalo del libro de Canseco “Juiced”, después del escándalo del Laboratorio Balco y de la controversia por el libro Game of Shadows (Juego de Sombras) realizado por los reporteros de investigación del San Francisco Chronicle, Lance Williams y Mark Fainaru-Wada, que narra el presunto uso extensivo de sustancias para mejorar el rendimiento, incluidos varios tipos diferentes de esteroides y hormona del crecimiento por parte de las superestrellas del Béisbol, Barry Bonds, Gary Sheffield y Jason Giambi, entre otros peloteros relacionados con el caso del Laboratorio Balco.
El nombramiento se realizó luego de que desde el Congreso de los Estados Unidos, se efectuaron comentarios negativos sobre la efectividad y la honestidad de las políticas antidrogas de la MLB.
Fue en el 2005 cuando varias figuras tuvieron que dar la cara ante el Congreso de Estados Unidos, a raíz del caso Balco y del libro revelador de Canseco. A Barry Bonds, McGwire, Sosa, Jason Giambi, Roger Clemens, Rafael Palmeiro, Andy Petitte y Miguel Tejada, por nombrar algunos, les tocó ser recriminados frente a los ojos del mundo.
Richard McLaren Abogado canadiense, Profesor de derecho en la Western University de Ontario, especializado en derecho deportivo (quien años más tarde formó parte de la comisión de la Asociación Mundial Antidopaje y realizó el Informe McLaren contra el dopaje sistemático en Rusia), Charles Scheeler como abogado y principal investigador, y John Clarke Jr. como vocero, junto a Mitchell fueron quienes conformaron el núcleo de trabajo de investigación en el informe.
Con un presupuesto ilimitado, una duración de 21 meses, en el que se hicieron más de 700 entrevistas y se revisaron unos 115 mil documentos, nunca contó con la colaboración del Sindicato de Jugadores de Grandes Ligas, ni de los peloteros, a quienes se les prohibió hablar del tema. Sólo Frank Thomas, para entonces Primera Base de los Azulejos de Toronto, colaboró con la investigación.
Dicho informe se enfocó en los peloteros de alto perfil, sin investigar el papel que jugaron los equipos. En el informe destacan Mo Vaugh, Rafael Palmeiro, Gary Sheffield, Kevin Brown, Barry Bonds, Jason Giambi, Miguel Tejada, Juan “Igor” González, Andy Pettitte, Eric Gagné, Troy Glaus, Rick Ankiel, José Guillén, Lenny Dykstra, David Justice, Matt Williams y Roger Clemens, entre otros de un total de 89 peloteros señalados. Sin embargo, no se pudo mencionar a todos los que habían consumido sustancias prohibidas.
Hubo una cantidad significativa de peloteros que no se mencionaron y usaban sustancias prohibidas. Durante la investigación no se podía ejecutar exclusivamente en base a rumores, sin pruebas ni testimonios y/o confesiones, razón por la cual no se incluyó en el informe a jugadores que aunque por instinto, se tenía la certeza de que usaban sustancias prohibidas, para el momento no se había logrado acumular la suficiente evidencia comprobada al respecto. Es por ello que se excluyó a una cantidad sustancial de nombres, muchos de los cuales posteriormente fueron descubiertos en el consumo de dichas sustancias, basándose en evidencia que se obtuvo posteriormente, incluyendo ciertas confesiones.
Para que el Informe Mitchell se pudiera realizar, se debió contar con ciertas circunstancias que lo hicieran posible.
En primer lugar, se respetó permanentemente el hecho de que era una investigación privada e independiente.
El segundo aspecto importante, fue que hubo varios peloteros que hasta ese momento habían formado parte de rosters de la Major League, que estaban dispuestos a colaborar porque sentían que sus carreras habían finalizado inesperadamente debido a que otros peloteros habían hecho trampa. Cada jugador deja de ser miembro de la Asociación de Peloteros de la MLB, al momento en el que deja de formar parte de un roster de 40 de Grandes Ligas. Por esa razón, algunos terminaron colaborando.
Finalmente como tercer aspecto importante para la investigación, fue trascendental la cooperación de la oficina del Fiscal Federal de Estados Unidos del área de San Francisco, que condujo la investigación hacia los informantes Brian McNamee y Kirk Radomski, y permitió el acceso a una gran cantidad de información que fue en su mayoría confirmada por documentos y declaraciones de testigos.
Kirk Radomski fue ex batero, empleado de los Mets de Nueva York y un testigo crítico, fue quien proporcionó la mayoría de los nombres que se desconocían. El equipo de trabajo en el Informe Mitchell pudo asegurar la cooperación de Radomski a través del Fiscal Federal Scott de San Francisco, California. Radomski había sido acusado de distribución de una sustancia controlada y lavado de dinero y enfrentaba hasta treinta años de prisión pero llegó a un acuerdo de culpabilidad, la cual estaba condicionada a su cooperación con la investigación Mitchell. Radomski finalmente se declaró culpable y recibió una sentencia de cinco años de libertad condicional, junto a una multa de 18.575 Dólares.
Por su parte Brian McNamee, es un ex entrenador de fuerza de los Yankees de Nueva York y los Azulejos de Toronto, que luego se convirtió en entrenador personal de jugadores de Béisbol de Grandes Ligas, siendo empleado personal, principalmente por Andy Pettitte, Chuck Knoblauch y Roger Clemens. El Informe Mitchell alega que McNamee ayudó a adquirir drogas para mejorar el rendimiento, incluidos esteroides, anfetaminas y hormonas de crecimiento humano para algunos o todos los jugadores que entrenó personalmente. McNamee le dijo a la Comisión Mitchell que comenzó a inyectar esteroides a Clemens en 1998 y que continuó proporcionándoselos hasta 2001.
Larry Starr es un personaje clave de la investigación pero lamentablemente al final no fue determinante. Starr fue entrenador durante 30 años de los Rojos de Cincinnati, entre los años 1972 y 1992. Luego realizó el mismo trabajo para los Marlins de Florida entre los años 1993 y 2002. Starr fue entrevistado por los investigadores de Mitchell al menos cuatro veces pero su información se omitió por completo en el informe final.
Starr habló libremente sobre el tema y destacó tener notas de las Reuniones de Invierno, en donde los directivos de Grandes Ligas y la Asociación de Peloteros de la MLB se reunieron con los médicos y entrenadores del equipo. Los médicos del club se pusieron de pie y expresaron: “necesitamos hacer algo al respecto. Tenemos un problema aquí si no hacemos algo al respecto”. Eso fue en el año1988. También expresó: “No culpo totalmente a los jugadores. No abusaron del sistema. Usaron el sistema. El sistema era tal que no había pruebas, así que… lo malo fue que realmente puso a los médicos en una mala situación. Si no podíamos probar, no había forma de que pudiéramos acusar a alguien de que estaba usando algún tipo de sustancia para mejorar el rendimiento”.
Starr dijo que el primer jugador que sabía que usaba esteroides lo hacía en 1984 y que varios miembros del equipo campeón de los Marlins de Florida de 1997 usaban esteroides. Para Starr era obvio que algo particular sucedía en Grandes Ligas entre los años 1990 y 2003, que se tenía la sospecha de que los peloteros, con apoyo de todos estaban haciendo algo mal o haciendo trampa. Si el Comisionado de la MLB Bud Selig no se dio cuenta de ello, es porque no veía muchos juegos. Para Starr, se tendría que vivir en Siberia para no saber que algo irregular estaba pasando.
El ex Senador George Mitchell fue sujeto a interrogantes respecto a un presunto conflicto de intereses debido a sus nexos con el Béisbol, como director de los Medias Rojas de Boston, especialmente porque en el informe no se nombraba a ningún jugador destacado de los Medias Rojas, a pesar de que las estrellas de los Pati Rojos, David Ortiz y Manny Ramírez, fueron señalados previamente de haber utilizado sustancias para mejorar el rendimiento durante la temporada de 2003. También porque Mitchell es ex Presidente de Walt Disney Company, empresa matriz de ESPN, quien ha sido socio de Major League Baseball en sus transmisiones televisivas a nivel nacional e internacional.
El Comisionado Bud Selig podía castigar disciplinariamente a los 37 jugadores activos de la investigación y que aparecen en el Informe Mitchell, pero no sin antes recibir una batalla legal del Sindicato de Jugadores, que consideraban injustos los cargos.
El Sindicato de Peloteros de Grandes Ligas también podía objetar la naturaleza de la evidencia recopilada y alegar que fue por medio de una investigación privada y no una federal. Con respecto a los jugadores ya retirados, el Comisionado podía marcarlos, poniendo en duda sus logros.
En el caso de que un jugador fuese inocente, una acusación falsa podía colocar en graves problemas a Selig y a Mitchell, restando credibilidad al informe, además de cargos por difamación.
Sin embargo, cada uno de los peloteros señalados en el Informe Mitchel, fueron tratados como casos independientes y como consecuencia del informe, finalmente la política de pruebas de drogas de Major League Baseball se volvió más estricta después de que se publicó, supuestamente con la esperanza de detener el uso de esteroides en el Béisbol profesional.
Al final el informe pudo averiguar lo suficiente, a pesar de la oposición de la Asociación de Peloteros, a fin de poder generar la realidad precisa de lo que estaba ocurriendo y el porqué. Esa fue esencialmente la naturaleza del informe.
Mayoritariamente se tiene la sensación de que Bud Selig merece gran crédito por el valor que tuvo. Fue el único comisionado de una liga profesional deportiva en Estados Unidos con suficiente valor a fin de autorizar una investigación completamente independiente. El Béisbol cuenta con el programa de pruebas antidopaje más fuerte y efectivo y realmente todo esto es cierto. Sin embargo, con eso no se termina el problema.
Hay que recordar que no fue hasta agosto de 2002 que los jugadores y dueños de equipos se pusieron de acuerdo para implementar un programa de controles, mientras las sanciones avaladas todas por el sindicato de peloteros empezaron a aplicarse en 2004 cuando se determinó que era necesario imponer pruebas obligatorias y al azar.
Bajo la presión del Congreso, las partes establecieron un programa más severo en abril de 2008. Pero sólo hasta que fue publicado el informe Mitchell, en diciembre del 2007, se comenzaron a hacer las reales pesquisas por el uso de esteroides en el Béisbol.
Nuevamente, nunca es suficiente. En el año 2013, explotó El escándalo de Biogénesis, cuando varios jugadores de las Grandes Ligas fueron acusados de obtener drogas para mejorar el rendimiento, específicamente la hormona del crecimiento humano, de la clínica de rejuvenecimiento Biogenesis of America.
Fundada por Anthony Bosch, Biogenesis of America fue una clínica de salud que operó brevemente en Coral Gables, Florida, y se especializó en pérdida de peso y terapia de reemplazo hormonal. Registrada en la corporación estatal en Marzo de 2012 por Anthony Bosch como director del programa, su padre, el Dr. Pedro Bosch, figuró como director médico y el hermano menor de Bosch, el abogado Ashley Bosch, fue miembro gerente. Porter Fischer fungió como director de marketing. Varios empleados renunciaron en el otoño de 2012 después de que no les pagaron y la clínica cerró meses después, en diciembre de 2012.
El 22 de Enero de 2013, el Miami New Times obtuvo documentos del ex empleado de Biogénesis, Porter Fischer, quien vinculó a tres jugadores con la Clínica, Melky Cabrera, Bartolo Colón y Yasmani Grandal, quienes habían dado positivo por drogas para mejorar el rendimiento en 2012. Además, el periódico dijo que varios jugadores estrellas, incluidos Alex Rodríguez, Ryan Braun y Nelson Cruz, podrían estar vinculados a la clínica.
Sin embargo, el periódico se negó a entregar los documentos a las autoridades de las Grandes Ligas.
El Departamento de Salud de Florida y la Major League Baseball se dirigieron al propietario de la clínica, Anthony Bosch y cada una dirigió un caso de forma independiente contra el director de la clínica.
Durante el mes de Marzo del 2013, la MLB demandó a Bosch y sus socios comerciales, Carlos Acevedo, Ricardo Martínez, Marcelo Albir y Paulo da Silveira en un intento de obtener información. La demanda alegaba que los seis habían participado activamente en un esquema, para solicitar o inducir a los jugadores de las Grandes Ligas a comprar sustancias para mejorar el rendimiento.
Posteriormente, la Major League afirmó haber encontrado evidencia de que un representante de Rodríguez había comprado sus registros médicos. Luego pagó a un ex empleado de Biogénesis por los documentos.
En el mes de Abril del mismo año, Bosch recibió una denuncia del Departamento de Salud de Florida por ejercer la medicina sin licencia. La denuncia lo instó a firmar un acuerdo de cese y desistimiento.
Inmediatamente en el mes de Mayo, Bosch acordó trabajar con los investigadores de la MLB a cambio de que su nombre fuera eliminado de la demanda. La MLB realizó una gran cantidad de entrevistas con jugadores que creía que podrían estar conectados con Biogénesis en el mes de Junio. Todos los jugadores entrevistados recibieron asesoría legal de la Asociación de Jugadores de Béisbol de las Grandes Ligas.
El 22 de Julio del 2013, la MLB suspendió al jugador de los Cerveceros de Milwaukee Ryan Braun, por el resto de la temporada 2013, por un total de 65 juegos y toda la postemporada por su participación en la Clínica Biogénesis. Braun, quien perdió 3.25 millones de Dólares no apeló la suspensión. ESPN informó que Braun decidió llegar a un acuerdo con MLB después de que se le presentaran las pruebas en su contra.
Inmediatamente después, el 5 de Agosto de 2013, Alex Rodríguez fue suspendido hasta la temporada 2014, lo que significaba un total de 211 juegos en el momento de la decisión pero se le permitió continuar jugando durante la campaña del 2013, hasta que se decretara la decisión de la apelación impuesta por el jugador. Posteriormente, un árbitro confirmó la suspensión en Enero del 2014, luego de que se le permitió jugar en los 49 juegos entre la decisión y la audiencia, reduciendo técnicamente la suspensión a 162 juegos, lo que representó toda la temporada regular y la postemporada del 2014.
A-Rod fue el pelotero que recibió la suspensión más prolongada de todos los jugadores vinculados a Biogénesis, fue sancionado por su uso y posesión de numerosas formas de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento, incluidas Testosterona y Hormona de Crecimiento Humano a lo largo de varios años. Fue el único jugador al cual se le sancionó por sus intentos de encubrir esas violaciones y obstruir una investigación de la MLB.
Otros doce jugadores vinculados al caso Biogénesis acordaron suspensiones de 50 encuentros sin derecho a apelación, Jordan Norberto, Antonio Bastardo, Fernando Martínez, Jordany Valdespin, Everth Cabrera, Fautino de los Santos, Nelson Cruz, Francisco Cervelli, Sergio Escalona, Jesús Montero, Jhonny Peralta, y César Puello. Cabrera, Cruz y Peralta venían de ser All-Stars en el 2013.
En el mes de Agosto, Wifredo A. Ferrer, Fiscal Federal del Distrito sur de Florida, anunció que Bosch tenía la intención de declararse culpable de un cargo de conspiración para distribuir Testosterona.
Transcurría la temporada 2014 de Grandes Ligas, con la ausencia de Alex Rodríguez durante toda la campaña debido a suspensión por dopaje. Desde la aparición del Libro Juiced de José Canseco, una década completa atribulada, de gran perturbación en Grandes Ligas por el consumo de sustancias para mejorar el rendimiento, por dopaje.
Ciertamente, para todo el Universo del Béisbol, parecía que era la disciplina deportiva más tóxica, corrupta y contaminada, deshonrosa, poco ética y poco honorable pero nada más lejos de la realidad, como ya lo hemos identificado, es un asunto de carácter mundial.
Por: Julio Sánchez Alvarado